Pitágoras en la escuela de Crotona, creía en la geometría sagrada y en la "transmigración del alma" o reencarnación

Siglo VI a. C.

La ciudad colonial Griega de Crotona en el sur de Italia era una próspera metrópolis en el siglo VI a. C. y atrajo emigrantes de todas partes del bullicioso mundo griego. Ninguno de ellos sería tan famoso como el hombre de mediana edad que llegó en la segunda mitad de ese siglo. Se llamaba Pitágoras (c. 570 - c. 495 a. C.), y su presencia en Crotona marcó el comienzo del ocultismo en el mundo occidental.

Nacido en Samos, una isla en la costa de Turquía, Pitágoras dejó su lugar natal en búsqueda del conocimiento, estudiando con los filósofos Tales de Mileto y Ferécides de Siros. Insatisfecho con sus enseñanzas, zarpó hacia Egipto donde estudió con los sacerdotes de Tebas por un tiempo, para después viajar a Babilonia para aprender las enseñanzas de los sacerdotes-astrólogos. Finalmente, volvió al mundo heleno, donde se inició en misteriosos cultos en Grecia y Creta antes de asentarse en Crotona.

Allí formó una orden, la Hermandad de los Pitagóricos, para legar las enseñanzas aprendidas en sus viajes. Aquellos que se unían vivían con un voto de silencio durante los primeros cinco años y solo entonces se les admitía a las enseñanzas centrales de la orden. Se conoce poco de ellas, pero sin duda incluían la creencia en la reencarnación, el significado de los números y la geometría, y reglas que regían el día a día.

Avanzado el siglo, la Hermandad de los Pitagóricos apoyó al partido aristocrático frente al democrático. Cuando los aristócratas perdieron, una turba hizo cenizas la sede de la Hermandad. Los supervisores se dispersaron por todo el mundo griego. Es de ellos y de sus discípulos de donde descienden las tradiciones del ocultismo occidental.


Véase también:

Autor: John Michael Greer © El Ocultismo.

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